Con este escrito elaboramos otro tema crítico-liberador para sumar a las nuevas herramientas del pensamiento emergente del sur, con el objetivo de continuar abriendo puertas y entre-relacionando dimensiones, sujetos y disciplinas, omitidas, excluidas y obliteradas. Nuestro tema es sumamente complejo, todo lo humano está allí dentro, y podemos suponer la complejidad de las cosas y casos cuando unas nos llevan a otras, y muchas veces a lugares impensados, inimaginables e infinitos. Si bien el ser humano y humana habitan diversos mundos culturales con su debida complejidad de niveles no siendo posible abordarlos en detalle, sí intentaremos analizar, en este caso, dos dimensiones que los co-determinan universalmente, como es el ámbito de la concepción de las ideas y el de la aplicación de las mismas. Nos recordaba B. Russel que el concepto central de la ciencia social es el del poder, así como en la física lo es el de energía. Su óptica responde a un paradigma moderno y eurocentrista que ha hecho libre a Europa pero que ha condicionado y condenado, desde el ejercicio de este poder, a las diversas culturas y al ecosistema. Aquí no me ocuparé de exponer una visión apocalíptica, culpabilizadora, ni meramente crítica, sino, que me oriento a un tema aún más complejo y que a lo sumo podrá ser planteado pero no resuelto. Como no podemos reflexionar solamente en abstracto, sino, desde el entramado del mundo en el que estamos inmersos y que nos moldea día a día, debemos tener de referencia las perspectivas filosóficas e históricas como los horizontes que desde más atrás en el tiempo y hasta el presente se han ocupado detenidamente del tema.